Potus

/ / Flores y plantas

Potus: Riego y fertilización

En cuanto a sus requerimientos de humedad, es aconsejable regar esta planta con regularidad cada dos semanas, mojando profundamente la tierra con un promedio de 25 vasos de agua, esperando que el terreno esté bien seco antes de regarlo, y evitar el estancamiento del agua en la tierra o en el platillo en la base de la maceta, ya que este exceso de líquido es propicio para el desarrollo de enfermedades de hongos.

El potus es una de las más populares plantas de interior, gracias principalmente a la belleza de sus grandes hojas verdes variegadas con distintos colores, que van del amarillo al verde claro (dependiendo del cultivar elegido), y a su notable capacidad para desarrollarse fácilmente en casi cualquier tipo de suelo.

Ejemplares jóvenes de esta planta de origen tropical se pueden adquirir en cualquier vivero y trasplantarse a macetas colgantes, dejando que cuando crezcan sus largos tallos desciendan creando un interesante efecto decorativo. También se pueden colocar en contenedores a ras del suelo y ayudar a que la planta crezca como trepadora con la ayuda de un tutor.

Ya se ha dicho que el potus puede crecer sin dificultades en prácticamente cualquier tipo de suelo, aunque para asegurarse un desarrollo óptimo se recomienda un sustrato promedio que retenga bien la humedad, pudiendo ser el resultante de la mezcla de 3 partes de turba, 2 de arena, 2 de tierra para macetas, y 1 de materia orgánica. También puede crecer muy bien si se cultiva en disoluciones minerales.

Antes de trasplantar el potus al contenedor, hay que cerciorarse de que en el fondo del mismo se haya depositado una cantidad de tierra suficiente como para permitir que las raíces puedan crecer sin impedimentos.

Como la mayoría de las especies variegadas, esta planta debe ubicarse en un lugar bastante luminoso dentro de la vivienda, pero evitando la exposición a la luz solar directa prolongada, ya que esto puede dañar el follaje.